Aunque, en el ranking histórico de puntuación Elo, Bobby Fischer ocua la 19ª posición, con 2785 puntos conseguidos durante su histórico duelo contra Spassky, ha sido y es considerado uno de los jugadores más brillantes y relevantes de la historia del ajedrez. Sin embargo, quizás sus excentricidades han ayudado a ensalzar el mito.
Americano nacido en Chicago, acabó sus días como islandés, después de un proceso de nacionalización motivado por problemas diplomáticos con su país natal: Fischer, siempre muy crítico, realizó duras declaraciones antiamericanas y antisemitas a inicios del siglo XX, entre ellas las que expresó con motivo del ataque a las Torres Gemelas en 2001, cuando afirmó “el que la hace la paga, quiero ver a USA borrado del mapa”.
Y es que Fischer fue, además de un genio del ajedrez – algunos lo consideran el mejor de todos los tiempos -, todo un personaje. Se dice que tenía un IQ de 187 (superior al de Einstein). Con sólo 15 años ya consiguió el campeonato de USA y empezó a gozar de fama mundial, enfatizada por el hecho de que en los Estados Unidos el ajedrez no se potenciaba ni de lejos como en la URSS. Por cierto, ya a esa joven edad sabía ruso y español, lo que le permitía leer publicaciones de ajedrez en estos idiomas.
¿Quién derrotó a Fischer?
Abandonado por su madre con 17 años, este hecho no freno su carrera, que iba directa hacia la hegemonía mundial, la cual logró, en 1972, al desbancar a Spassky como campeón mundial, en el gran duelo de Reikiavik. Sin embargo, Fischer, que por cierto tenía una fobia deportiva a los grandes maestros, no perduró demasiado como campeón. Su carácter excéntrico y rebelde provocó que se negase a competir profesionalmente a partir de ese momento, básicamente por fuertes discrepancias con la federación mundial. Por tanto, dejó de ser campeón en 1975, cuando fue retado por Anatoli Karpov y se negó a disputar el título debido a que no se aceptaron sus condiciones. Genio y figura.
¿Por qué desapareció Bobby Fischer?
Fischer permaneció en un discreto segundo plano hasta 1992, año en que, movido por su necesidad de dinero – estaba prácticamente en la ruina-, aceptó participar en un match de exhibición que recrearía, 20 años después, su duelo con Spassky. Cabe destacar que Fischer, a pesar de su inteligencia prodigiosa, no tenía ningún tipo de estudios: tan solo sabía jugar al ajedrez. La exhibición se realizó, Fischer ganó y se embolsó el dinero, cosa que provocó un conflicto, ya que el dinero provenía de Yugoslavia, país en ese momento sancionado comercialmente por la ONU debido a su guerra civil. Fischer se burló de todo este tema, convirtiéndose en prófugo de Estados Unidos.
A partir de ese momento, Bobby Fischer fue aumentando su animadversión hacia su país natal, al tiempo que su salud mental se iba deteriorando. Su adopción de la nacionalidad islandesa se produjo a causa de un nuevo incidente – fue detenido en Tokio por usar un pasaporte no válido, ya que USA lo había anulado-. Las autoridades japonesas le permitieron viajar a Islandia, una vez nacionalizado, y ya no abandonó más dicha isla, donde falleció en 2008, a los 64 años. Fue el final de la persona, pero la continuación de la leyenda.
